En los últimos años, la popularidad del kratom ha aumentado en todo el mundo, y con esta demanda llegan numerosos productos nuevos al mercado, incluidos los vapes de kratom. El vaping es una tendencia que parece atractiva por varias razones: facilidad de uso, efectos rápidos y, sobre todo, la idea de que es una alternativa más segura que fumar u otras formas de consumo. Pero cuando se trata del kratom, los vapes son un desarrollo problemático que no funciona por varias razones. En este artículo, explicamos por qué los vapes de kratom no tienen sentido y qué riesgos entrañan.
Los ingredientes se destruyen con el calor
El principal problema de los vapes de kratom reside en que los principios activos del kratom, especialmente los alcaloides mitraginina y 7-hidroxitraginina, son sensibles al calor. Cuando se vaporizan, muchos vapes alcanzan temperaturas de más de 200 grados Celsius. Este calor está muy por encima del punto en el que los alcaloides del kratom permanecen estables. Estas altas temperaturas destruyen la mayoría de los principios activos del kratom. Esto significa que gran parte del kratom queda inutilizado incluso antes de salir del vaporizador.
Dosis demasiado baja
Otro problema importante es la dosis. El kratom se consume en dosis relativamente altas (en términos de volumen) para conseguir los efectos cromáticos deseados. Las cantidades utilizadas suelen ser de 2 a 5 gramos de polvo o más. Incluso como extracto casi puro, esto sigue dando como resultado una cantidad muy elevada de polvo que hay que añadir al líquido. Esto, a su vez, significa que el consumidor tendría que inhalar una cantidad desproporcionadamente grande de líquido de kratom para absorber una cantidad comparable de principio activo a través de un vapeo.
Los vaporizadores están diseñados para sustancias que son eficaces en pequeñas dosis, como la nicotina o el THC. El kratom, en cambio, requiere una cantidad significativamente mayor de principio activo para conseguir los efectos deseados. La capacidad limitada de un vaporizador, especialmente con vaporizadores desechables con capacidad de llenado de 1-2 ml, hace casi imposible suministrar una dosis eficaz de kratom. Si haces un cálculo aproximado, llegarás a la conclusión de que para una aplicación habría que vaporizar unos 0,5 ml de líquido, es decir, medio relleno de vaporizador en la mayoría de los casos.
En teoría, un vape de kratom podría funcionar, pero sólo para muy pocas aplicaciones y con una enorme cantidad de vapor que habría que inhalar. También está el factor coste-beneficio: la cantidad de líquido necesaria hace que el uso de vapeadores de kratom sea ineficaz y caro. En última instancia, queda claro que un vape de kratom tiene poco sentido económico o práctico.
Demasiado poco principio activo en el líquido
Los vaporizadores de kratom suelen contener un extracto de kratom mezclado en un líquido. El problema de esto es que a los fabricantes a menudo les resulta difícil integrar una cantidad suficiente de los alcaloides activos en el líquido. La concentración del extracto en el líquido suele ser tan baja que no basta para conseguir un efecto perceptible.
Además, el volumen de líquido que puede contener un cartucho o depósito de vapeo es muy limitado. Aunque se utilice extracto de kratom muy concentrado, la cantidad en el líquido no es suficiente para conseguir la cantidad necesaria para un efecto. Para conseguir un efecto, tendrías que vaporizar cantidades desproporcionadamente grandes de líquido, lo que reduce la eficacia y la finalidad del vapeo hasta el absurdo. Esto hace que los vapes de kratom sean ineficaces y poco prácticos en comparación con los métodos de uso convencionales.
Los vaporizadores de kratom contienen sustancias peligrosas
Otro riesgo de los vapes de kratom reside en los posibles aditivos utilizados en estos productos. Los principios activos del kratom no se extraen fácilmente y su producción suele requerir el uso de varios productos químicos. A menudo se utilizan disolventes y otros aditivos químicos para convertir el kratom en un líquido. Estas sustancias pueden volverse tóxicas al calentarse y tener efectos nocivos para la salud. En particular, aumenta el riesgo de problemas pulmonares, ya que las sustancias químicas utilizadas para la vaporización pueden penetrar en el sensible tejido pulmonar.
Conclusión – Mejor seguir con el polvo
En general, los vaporizadores de kratom no tienen sentido debido a la sensibilidad al calor de los alcaloides, la baja dosis del líquido y los riesgos inherentes para la salud. Si quieres cosechar los beneficios del kratom, debes ceñirte a los métodos probados. La moda de los vaporizadores de kratom puede parecer tentadora, pero en realidad alberga más riesgos que beneficios. Es mejor ceñirse al polvo probado y comprobado, que es eficaz y seguro, e ignorar con seguridad el bombo que rodea a los vapes de kratom.
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